La visión general en la filosofía hindú es que no existe tal cosa como el pecado o la culpa. Para el hindú, el alma permanece siempre pura, intocada. No hay tal cosa como una alma pecadora. Es la mente, el condicionamiento del ser humano el que se mancha debido a la ignorancia de la realidad divina. En otras palabras, para el hindú no hay pecados sino errores, y por lo tanto no puede haber pecado mortal, aquel que no puede ser perdonado. El Señor Krishna dice que no acepta los deméritos ni los méritos de las personas. Él ama a todos por igual.
A pesar de ello, hay momentos en la vida en los que perdemos el rumbo en nuestro viaje. Por ignorancia, por egoísmo y otros mil motivos más podemos llegar a realizar acciones que dañen a otros o a nosotros mismos. Esto puede causar gran dolor. A veces, a pesar de haber pedido disculpas al agraviado, o si es imposible hacer esto, el causante de la mala acción puede sentir un peso que en muchos casos le impida continuar su proceso espiritual. Por ello, los Shastras, Escrituras hindúes que establecen las normas y modos de comportamiento, prescriben el prayaschitta, una acción expiatoria para reparar el daño hecho. Uno de los significados de esta palabra sería “acción con intención”, siendo praya “llevar a cabo, hacer” y citta “intención”, expresando que es algo que se hace con la correcta intención de reparar un mal. Según otros, praya viene de pralaya “destrucción”, y citta proviene de cita “reconstruir”, por tanto sería “reconstruir lo destruido”.
De un modo u otro el prayaschitta constituye una acción de varios tipos para redimirse de un error cometido. Estas ceremonias eran prescritas por los brahmanes eruditos en las Escrituras, u hombres santos de gran sabiduría. De acuerdo con los Dharma Shastras hay distintos tipos de expiación, a saber:
Anutapa o arrepentimiento, que consiste obviamente en mostrar el arrepentimiento y disculparse públicamente, con promesa de no volver a incurrir en el mal.
Pranayama o realizar determinados ejercicios de restricción de la respiración prescritos por un maestro cualificado. La razón de este tipo de expiación es que se entiende que la práctica de pranayama purifica la mente y por tanto es apta para redimir de una mala acción.
Japa o repetición de mantras védicos. Este es un prayaschitta muy común, pudiendo ser desde un mantra simple hasta una sección entera de los Vedas u otros textos.
Tapas o austeridades. Un ayuno en determinados días sagrados como el Ekadashi, o una noche en vela cantando mantras son también medios expiatorios.
Homa o ritual de fuego. Otra de las formas de penitencia es el Yagna o homa, que puede ser hecho por uno mismo si conoce el procedimiento, o bien llamando a un sacerdote para que lo haga por uno. Esta ceremonia consiste en hacer ofrendas de grano y mantequilla al fuego sagrado con los mantras apropiados.
Dana o caridad, que consiste en dar alimento, vestido o dinero a los necesitados, a los sacerdotes o a animales. A menudo el homa y el dana se hacen juntos, realizando un ritual védico y al concluir haciendo caridad entre los necesitados.
Upavasa, o votos de ayuno graduales, que consiste en hacer un determinado tipo de ayuno en el que se va reduciendo la comida diaria hasta un día de ayuno completo. Después, el alimento va de nuevo en aumento hasta alcanzar la dieta normal. Ayunos como el chandrayana, que se hace con las fases de la luna, pertenecen a este tipo de prayaschitta.
Tirthayatra o peregrinación, que consiste en viajar hasta un lugar sagrado, y a menudo realizar allí alguna actividad espiritual. Por ejemplo, bañarse en unas aguas sagradas.
En otros textos se exponen distintos tipos de ritos expiatorios. Pero uno no debe hacerlos inconscientemente, exponiéndose a prácticas que puedan ser demasiado estrictas o irrealizables. Lo más importante es el propósito de enmendar aquello que ha sido desestabilizado o roto. También, los prayaschittas pueden ser actualizados con el tiempo y las circunstancias. Por ejemplo, dar caridad a unos brahmanes o alimentar a unas vacas puede traducirse hoy día a aportar dinero o trabajo a una ONG o una buena causa.
En definitiva es una herramienta para subsanar heridas anímicas que de otro modo nos obstaculizarían. Pero no hay que olvidar lo dicho al principio de este artículo: el pecado y la culpa no son reales; finalmente somos eternamente puros y llenos de dicha.
Shloka:
Kara-caraṇa-kṛtaṃ Vāk-kāyajaṃ Karmajaṃ Vā,
Śravaṇa-nayanajaṃ Vā Mānasam Vāparādham.
Vihitam-avihitaṃ Vā Sarvam-etat Kṣamasva,
Jaya Jaya Karuṇābdhe Śri Mahādeva Śambho.
Cualquier ofensa que haya cometido con manos o pies, o con mi palabra o con mi cuerpo, o con mis acciones, oídos, ojos o con la mente, consciente o inconscientemente, por favor, perdónalos todos, ¡oh, Océano de Compasión, oh, Mahadeva, Shambhu, gloria a Ti!
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Fran (martes, 13 agosto 2019 04:16)
Muchas gracias por la información ^^
la wapayasa (lunes, 21 marzo 2022 04:28)
no si chama