Namdev era un gran santo de Maharashtra. Era devoto de Vitthala de Pandharpur, una de las formas del Señor Krishna más adoradas en la zona. Su único placer era cantar las glorias del Señor y adorar a la imagen de Vitthala, con la cual solía conversar frecuentemente. Su santidad era tal que podía hablar con el Señor de tú a tú.
Un día, Vitthala, durante una conversación, dijo a Namdev que debía tomar un maestro. Namdev al principio era reticente a ello, pensaba que era suficiente con adorar al Señor. Vitthala le dijo: “Muy bien. Sal a la calle. Yo estaré entre los transeúntes en forma humana. Si puedes reconocerMe entre la multitud, no tendrás que tomar ningún maestro, pero si no puedes, deberás acceder”. Namdev salió a la calle, y entre todos los paseantes, hombres y mujeres, no pudo distinguir a su Dios. Finalmente, convencido, Namdev accedió. Vitthala le dijo que fuera a ver a Visoba Khechar en la ciudad de Avandhya y tomase su iniciación.
Al llegar a Avandhya, Namdev entró en el templo de la ciudad y encontró allí a Visoba khechar, durmiendo con los pies extendidos hacia la imagen de Dios, lo cual es una gran ofensa en la cultura védica. Estirar los pies hacia la deidad es considerado como una falta de respeto. Namdev despertó a Visoba afeándole su conducta: "Señor, vine aquí para ser su discípulo, pero está usted cometiendo una gran falta ¿no ve que tiene los pies extendidos hacia Dios?" Visoba le dijo: “Perdóname, estoy muy cansado. Si quieres reparar mi ofensa, mueve mis pies hacia algún lugar en el que no esté Dios”.
Namdev sujetó los pies de Visoba y giró su cuerpo hacia el lado opuesto, pero al mirar, vio que la deidad se había movido, orientada de nuevo hacia los pies de Visoba. Movió de nuevo sus pies pero los encontró de nuevo apuntando hacia la deidad. Allá donde movía los pies de Visoba, encontraba la imagen. Finalmente Namdev cayó rendido ante Visoba Khechar y rogó su perdón. Visoba le había enseñado una poderosa lección: no hay un lugar en el mundo que no esté permeado de Dios.
Visoba Khechar dio iniciación a Namdev y le instruyó con las siguientes palabras:
“Si quieres ser absolutamente feliz, llena este mundo con canciones sobre el Nombre del Señor. El Señor es el mundo mismo, abandona todos los deseos y ambiciones. Deja que ellos se cuiden de sí mismos. Tú, vive feliz tan sólo con el nombre de Vitthala. Haz lo posible por mantener siempre en tu mente y en tus labios el nombre de Vitthala, y reconoce a Dios en todas partes y en todos los seres”.
Shloka:
yo māṁ paśyati sarvatra
sarvaṁ ca mayi paśyati
tasyāhaṁ na praṇaśyāmi
sa ca me na praṇaśyati
Aquel que Me ve en todas partes y que ve todo en Mí, Yo nunca lo pierdo a él, y él nunca Me pierde a Mí.
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