Ravana, el gran antagonista del Señor Rama es una figura contradictoria. Su figura es imponente, con diez cabezas y veinte brazos, con sus espaldas de león, sus colmillos de jabalí, y su rostro grave e imponente, y aún así de porte noble y digno. Maestro en artes mágicas, virtuoso de la música, gran devoto de Shiva, y a la vez enemigo de Rama, lujurioso y arrogante. En occidente resulta a menudo chocante ver que un supuesto demonio puede atesorar tantas virtudes y al tiempo ser la encarnación del mal.
Hay que entender que en el hinduismo no existe tal cosa como el "mal"; sólo existe la ignorancia de la verdadera naturaleza divina del mundo y las almas. El mal no es sino el ego descontrolado. Como Ravana, uno puede ser diestro en todas las artes y ciencias védicas, pero sin verdadera humildad, esto es como el agua del mar que no puede saciar la sed.
¿Cuál es la razón por la que Ravana tiene diez cabezas? Él es el demonio del ego desmedido. Aquellos que conocen la historia del Ramayana saben que Ravana, que era rey de Lanka, a pesar de demonio, era un erudito brahmana, versado en los Vedas y las artes tales como la música, los rituales, la poesía, etc. También era un gran estadista, soberano justo con los suyos y amado por su pueblo. Además de todo, era un gran devoto del Señor Shiva. Sin embargo, tenía una tendencia pasional. Por la fuerza de su brazo conquistó todo el mundo e incluso los dioses temían su poder. Se volvió arrogante, y secuestró a la esposa del Señor Rama, Sita, para hacerla su esposa. A pesar de las advertencias de sus consejeros reales sobre lo impropio de aquella acción, Ravana prefirió escuchar a aquellos que le halagaban el oído. Ello propició su caída, cuando Rama invadió Lanka con Su ejército, destruyendo al demonio y rescatando a Sita.
El ego es impulsado por la cualidad de Rajas, o la tendencia de la pasión y ambición. En la iconografía hindú, muchos brazos o cabezas representan los poderes de la deidad desplegados, en plena actividad. Dado que Ravana encarnaba el despliegue del poder, mostraba diez cabezas y veinte brazos. Además, su doble faceta, como gran rey y sabio, y como villano arrogante tienen aquí su significado.
Como rey ideal, valiente y sobre todo erudito, las diez cabezas de Ravana representan los cuatro Vedas, Rig, Sama, Yajur y Atharva, y las seis darshanas o visiones de la cultura védica, a saber:
- Nyaya o lógica
- Sankhya u ontología
- Yoga o áscesis
- Vedanta o metafísica
- Vaisheshika o atomismo
- Mimamsa o ciencia de la acción correcta.
En este aspecto Ravana es poseedor de todo el conocimiento de los Vedas. Sin embargo, al volverse arrogante, buscando enseñorearse del Dharma, su virtud se echa a perder, y así sus diez cabezas pasan a representar los seis males que destruyen al hombre y las cuatro funciones de la mente
- Kama o lujuria
- Krodha o ira
- Moha o ilusión
- Lobha o avaricia
- Mada u orgullo
- Matsarya o envidia
- Manas, la mente
- Buddhi, el intelecto
- Citta, la memoria
- Ahamkara, el ego.
Ahamkara, el ego, es el culpable del desarrollo negativo de las funciones de la mente hacia estas cualidades negativas. Así, el Ramayana nos enseña a través de la trágica historia de Ravana que tan sólo una mala cualidad, si no se controla, puede suponer la destrucción completa del mejor de los hombres.
La historia de la muerte de Ravana a manos de Rama, no celebra la caída del mal encarnado en una persona, sino la eterna prevalencia de la luz sobre la oscuridad dentro de cada uno de nosotros mismos. Nos muestra que por más que la ignorancia parezca imponerse, la Luz de la Sabiduría, finalmente reinará.
Shloka:
Nīlāmbuja-śyāmala-komalāṅgaṃ,
Sitā -samāropita -vāma - bhāgam.
Pāṅau Mahā-sāyaka-cāru-cāpam,
Namāmi Rāmaṃ Raghu-vaṃśa-nātham.
Me inclino ante Rama, cuyo color de piel se asemeja a un loto azul oscuro, de cuerpo delicado, quien tiene a Sita sentada a su izquierda, quien lleva consigo el poderoso arco y la flecha en su mano, quien es el Señor, nacido del linaje de Raghu.
Escribir comentario