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Votos para la eternidad

Los rituales de adoración y votos ofrecidos a los Dioses del hinduismo son muy variados y de distintas naturalezas. En ocasiones, debido a su aspecto externo, tales prácticas son tildadas de primitivismo y aún de superstición. Sin embargo, profundizando un poco más en su naturaleza podemos discernir que hay poderosas razones para llevarlas a cabo. A continuación, veamos algunas prácticas más difundidas en los templos y lugares sagrados del hinduismo, pero menos conocidas en occidente:

MUNDANA o afeitado de la cabeza. Si bien el primer afeitado de la cabeza de un niño es uno de los samskaras o ritos importantes de la vida de un hindú, muchos devotos se afeitan la cabeza en la edad adulta como un voto sagrado, ofreciendo su cabello a la Divinidad de su elección. Esta práctica, si bien pueda resultar banal en occidente, donde se ve estético y natural, en India resulta un gran sacrificio. El cabello es símbolo de juventud y opulencia. Cuando alguien se afeita la cabeza, simbólicamente renuncia a su ego. Curiosamente, muchas de las pelucas de pelo natural que se venden en europa y América han sido fabricadas con cabello hindú, ofrecido a las divinidades de los templos, y luego vendido por los sacerdotes para el mantenimiento de éstos.

NILUVU DOPIDI: En el sur de la India se lleva a cabo esta práctica que consiste en regalar a la deidad del templo todos los ornamentos o joyas que uno lleva puesto. Este voto se practica especialmente cuando alguien teme por su integridad económica o por su salud, de modo que ofrece sus alhajas al Señor en busca de protección. Sin embargo, el motivo más elevado y profundo es declarar: nada es mío; todo le pertenece a Dios.

 

 

PARVATA PARIKRAMA: Muchos templos tradicionales de la India se hallan en la cima de colinas y montes; también, muchas montañas de la India se consideran sagradas, no diferentes del mismo Dios. Dos ejemplos muy populares son la colina Govardhana de Vrindavana, que se considera el mismo Señor Vishnu, o Arunachala en Tiruvannamalai, que es el Señor Shiva. Un voto común es circumbalar estos montes sagrados un número determinado de veces. Esto puede hacerse una sola vez o durante un número concreto de días. De este modo, el devoto, a través de la circumbalación externa al símbolo de la Divinidad, su mente da vueltas también alrededor de la idea de Dios, y paulatinamente se acerca más al estado de meditación.

ANGA-PRADAKSHINAM. Otra manera de transformar la actitud externa en un estado mental es esta práctica que los devotos hacen para purificarse o rogar perdón por sus faltas, o simplemente para humillarse ante el Señor. Consiste en rodar por el suelo con las palmas unidas en señal de humildad. Al bañar el cuerpo con el polvo del suelo, el devoto graba en su mente que su cuerpo mortal no está destinado a ser sino polvo, y que la verdadera felicidad está en el alma.

TULABHARAM: Esta práctica, que hunde sus raíces en los textos puránicos, consiste en ofrecer en monedas u otras ofrendas, como frutas, etc, el propio peso de uno mismo. Es un voto comúnmente hecho con niños, posiblemente por razones prácticas. El niño se coloca en una gran balanza y es pesado junto con las ofrendas hasta que ésta se equilibra. Similar al ofrecimiento de las propias joyas, este voto es una manera que el devoto usa para decirle a Dios: “todo lo que soy es tuyo”.

 

Todo lo que en la cultura védica se propone, ya sea un voto sagrado o una práctica rutinaria está enfocado hacia la ofrenda a la Divinidad. Dichoso es quien puede llevar a cabo sus votos con el corazón puro, y la única intención de complacer a Dios.

 

Shloka:

oṁ prajāpate na tvad etāny anyo

viśvā jātāni paritā babhūva

yat-kāmās te juhumas tan no astu

vayam syāma patayo rayīṇām

 

Oh, Señor de todas las criaturas, nadie más que tú brilla sobre todas las cosas y seres celestiales. Tú estás por encima de todo, eres el Ser Supremo. Que tu favor nos conceda el cumplimiento de nuestros preciados deseos y logremos una abundante prosperidad y demás bienes del mundo.

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