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Consejos yóguicos para la salud

A nadie le es ajeno que la salud es uno de los bienes más preciados de esta vida. Una salud fuerte y permanente es la base de todas las actividades de la vida. Sin salud, muchas experiencias y actividades nos son negadas. Por desgracia, muchas veces por causa de los malos hábitos y compulsión en el goce de los sentidos, malgastamos nuestra salud, hasta que sentimos que ésta se empieza a resentir, o debido a un exceso de preocupaciones perdemos nuestra energía vital, tan valiosa, con el resultado de toda clase de males derivados.

 

Mientras que las personas de mente mundana utilizan la salud para el goce desordenado de los sentidos, los adeptos del Yoga, más inteligentemente, conservan su energía para alcanzar los estados de concentración, meditación y realización espiritual. Por supuesto, para un grhastha o cabeza de familia, el disfrute sensorial no es nada pernicioso en su medida justa; sin embargo, demasiadas veces, (cada vez más en la vida urbana) nos entregamos a la compulsión y olvidamos la medida justa y natural del comer, el dormir y el esparcimiento, muchas veces de manera inconsciente. Dicho de otro modo: ya no sabemos cómo cuidar nuestra salud. Lo que antes era naturalmente aprendido de nuestros padres ha sido extraviado.

 

La cultura yóguica, profundamente enraizada en el Dharma Hindú, no ha perdido estas antiguas pautas, con lo cual su práctica puede ser un gran modo de ganar salud en nuestras vidas. Presentamos a continuación algunos consejos yóguicos fáciles de recordar que pueden ser de utilidad para mantener una buena salud y mejorar el estado de cuerpo y mente.

 

No comas más de lo que puedes digerir en unas pocas horas. La cultura del Yoga concede una importancia vital a la digestión, debido a que se emplea una cantidad enorme de energía en este proceso. Para evitar un gasto innecesario de los recursos del cuerpo, uno debería comer alimentos simples, frescos y saludables que puedan ser digeridos en poco tiempo, como las verduras, grano, cereales y frutos secos. Incluso si sigues una dieta no yóguica (con carne, huevos o pescado), trata de reducir las cantidades de estos alimentos para que su digestión sea más simple. Veinte minutos antes de comer, enciende tu fuego gástrico comiendo un pequeño trocito de raíz de jengibre. Esto ayudará mucho a la digestión.

 

Mastica más y come menos. Muchas personas se quejan de que es muy duro e insatisfactorio comer en pocas cantidades, ya que la lengua siempre pide más alimento y este impulso es difícil de controlar. Esto se soluciona de forma simple masticando la comida con gran cuidado. Si la lengua nos pide más comida es porque comemos con compulsión, prácticamente engullendo los alimentos, de modo que al organismo no le da tiempo de darse cuenta de que de hecho ya está lleno. Si masticamos mucho la comida, daremos este tiempo al organismo a la vez que ayudaremos a que la comida se digiera mucho mejor. Pronto nos daremos cuenta de que no sólo no necesitamos, sino que no queremos comer tanto.

 

No duermas con la cabeza hacia el norte. La cultura del Yoga pone un gran énfasis en esto. Puede que tengamos un sueño inquieto, o nos despertemos de mal humor o con dolor de cabeza. Esto puede ser debido a una dirección incorrecta a la hora de dormir. El ambiente y las corrientes magnéticas de la tierra influencian grandemente nuestra vida. Al dormir hacia el norte, la sangre tiende a fluir más hacia el cerebro, lo cual puede dar como consecuencia un descanso incorrecto.

 

Duerme lo que necesites, pero levántate pronto. A veces en el Yoga se dice que un practicante debe dormir pocas horas. Esto es un error. Uno debe dormir las horas que su cuerpo le pida. Algunos cuerpos necesitan tan sólo cinco o seis horas para descansar correctamente, y otros necesitan siete u ocho. Uno debe darle al cuerpo el descanso necesario, pero invariablemente es extremadamente saludable levantarse pronto; levantarse y acostarse con el sol es una gran bendición, que nos ayuda a mantener nuestros ciclos vitales en orden. Por lo tanto, uno debería acostarse temprano y levantarse temprano. No obstante, si uno no puede acostarse temprano por las razones que sean, lo primero debería ser dormir las horas suficientes.

Ejercicio físico con conciencia. El ejercicio en sí es saludable, pero éste alcanza su máximo potencial cuando procura que la sangre irrigue todos los miembros adecuadamente, lo cual causa ligereza y flexibilidad en el cuerpo y claridad de mente. Algunos ejercicios físicos se enfocan mucho en el desarrollo muscular, pero no contienen estiramientos ni la relajación necesaria. Ni que decir que la práctica de Yogasanas produce este efecto maravilloso en el cuerpo. Surya Namaskara o el saludo al sol es un ejercicio ideal para este fin. Uno puede practicarlo de tres a doce veces por la mañana, y se beneficiará grandemente.

 

Evita enfadarte… por tu bien. Gastamos una energía preciosa en un ataque de ira. El sistema entero colapsa cuando uno se enfada. Los músculo se tensan, el rostro se enrojece, la presión aumenta. Después del ataque de ira, uno se halla tan agotado como después de un día agotador de trabajo. Cuando el impulso llegue, cierra los ojos, respira profundamente, piensa en Bhagavan o en el mantra Om Shanti Om. Si no puedes contenerte, sal de allí y bebe un vaso de agua fría. Medita diariamente durante cinco minutos en las cualidades de la paz, la templanza y la alegría.

 

Relajación consciente. Cuando estés en el metro, en tu trabajo, en casa o en cualquier otra situación, toma cinco minutos para observar tu cuerpo. Observa primero las zonas donde tiende a acumularse la tensión. Puede que al cabo del día hayas acumulado tensión inconscientemente en cuello, cervical, dorsal o lumbar. Cierra los ojos y, respirando suavemente, relaja cada una de estas zonas. Observa también tu rostro y mira si tu rictus no está tenso. Relaja cada parte del cuerpo una por una. De vez en cuando piensa en la imagen de Dios, de tu Guru u otra imagen que te traiga paz, como el océano, el cuelo azul u otras. Esta relajación consciente produce un beneficio instantáneo, y provee de un ahorro de energía maravilloso.

 

Evita las preocupaciones (cuando no son necesarias). Todos tenemos preocupaciones. No se trata de evitarlas o huir de ellas. Pero hay momentos en los que pensar en ellas no es necesario ni útil y aún así, estos pensamientos aparecen para contaminar nuestra mente. Algunos ejemplos son, cuando vamos de camino al trabajo, en la cola del mercado, en cualquier momento de tiempo libre, etc. Los problemas tienen un tiempo y momento para pensar en ellos. En lugar de sumergirnos en estos pensamientos cuando vienen sin ser invitados, usemos este tiempo para hacer una respiración consciente, siguiendo el fluir de nuestra respiración con la atención y logrando así una relajación profunda y al tiempo mejorando nuestra calidad de respiración; o bien, uno puede repetir el mantra Om Sri Rama, Hari Om u otro que sea de su agrado. Esto elevará su pensamiento y relajará su mente.

 

Por último pero no menos importante: no hay que olvidar que la enfermedad es inevitable. Es el alquiler que pagamos por vivir en este cuerpo. Eventualmente, en algún momento nos enfermaremos y, por qué no decirlo, moriremos. Por ello, aunque la salud es un bien precioso, y uno debe conservarla en lo posible, también conviene recordar que la salud debe servir para preparar nuestra alma o ser esencial, y que el cuerpo es, finalmente nuestro vehículo, y Su finalidad, llegar a los Santos Pies de Aquel Ser Supremo que se halla tras los Vedas. Que Bhagavan Sri Dhanvantari, el Señor de la medicina y la curación, nos procure una buena salud y un espíritu consciente de Dios.

 

Una oración védica para la salud:

 

Om Savitā paścātsavitā purastāt

Savitottarāttātsavitādharāttāt

Savitā naḥ savatu sarvatātiṃ

Savitā no rāsatāṃ dīrghamāyuḥ.

 

El Creador está arriba, el Creador está abajo, el Creador está atrás, el Creador está al frente. Que el Creador nos de buena salud y bienestar. ¡Que el Creador nos otorgue una larga vida!

 

Rigveda, XX. 26-24

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