Rama fue el mismo Señor Hari encarnado en la tierra para la destrucción de Ravana. Era instruido, hermoso y estaba dotado de marcas de realeza. Era el más destacado entre los expertos en el uso del arco y las flechas. Había nacido en la dinastía de Ikshvaku. Dominó el mundo entero.
Tenía ojos semejantes a pétalos de loto y su rostro se asemejaba a la luna llena. Sus brazos eran largos y hermosos. Tenía hombros anchos. Sus ojos eran rojos y su voz profunda. Sus miembros eran proporcionados. Su forma de andar era lenta y majestuosa, semejante a la de un león. Tenía cuatro líneas en su pulgar. Su nariz era puntiaguda y su frente amplia.
Su gloria y sus poderes eran ilimitados. No tenía igual en esta tierra. Estaba libre de malicia. Era amable y protector de su gente. Siempre se dirigía a los demás con palabras dulces. Nunca usaba palabras duras ni siquiera cuando alguien se dirigía a él en forma grosera.
Era sabio y virtuoso. Era luminoso como el sol, en su capacidad de perdonar se asemejaba a la tierra, en inteligencia era como Brihaspati, en su forma se parecía a Vasava, en proezas a Indra. Observaba votos ascéticos y honraba a los santos. Él podía olvidar cientos de agravios pero recordaba con gratitud un solo gesto de amabilidad.
Cuando estaba libre de sus ejercicios marciales, sostenía debates sobre los Shastras con los sabios y mayores. Siempre seguía el sendero recto en todo aspecto de su vida y nunca se desviaba de sus deberes reales.
Si alguien se le acercaba, él iniciaba la conversación. A pesar de que era muy poderoso, no era altanero. Él sostenía a las cuatro castas. Confería honor a la gente. Era adorado por todos. Era bien versado en política y muy devoto de los Brahmanas.
Era amigo del pobre y castigador del malvado. Era un benefactor cósmico. Era bien versado en religión, costumbres sociales y leyes. Cuidaba el bienestar de sus súbditos y la gente lo amaba mucho. Nunca sostenía conversaciones profanas o irrelevantes. Tenía maestría en el Yajur Veda, el Dhanur Veda y los Vedangas entre otras ciencias. Siempre que le preguntaban algo, respondía sabiamente como Brihaspati. Era hábil en el uso de la armas. Era honrado por los eruditos en los Vedas. Era preparado en filosofía y poesía.
Nunca decía una mentira ni siquiera en casos de extremo peligro. Era valiente, cándido y modesto. Era fuente de todo lo bueno. Siempre respetaba a sus superiores. Estaba libre de pereza. Se mantenía siempre atento. No buscaba lo malo. Tenía perfecto control sobre la ira.
Estaba siempre listo para observar atentamente sus propias faltas. Ancianos y piadosos Brahmanas lo guiaban.
Era un experto jinete, un gran guerrero, un valiente general. Tenía gran destreza en todas las maniobras militares. Era invencible incluso por los dioses. Estaba libre del hábito de quejarse.
Sri Rama fue un Avatara del Señor Hari. Lakshmana fue un Avatara de Adishesha. Bharata y Shatrughna fueron Avataras de la caracola y el disco. Sita fue un Avatara de Sri Lakshmi.
Sri Rama poseía ojos rojos y sus brazos eran robustos. Sus pasos se asemejaban a los de un elefante. Tenía largos brazos, fuertes hombros y amplia espalda, su cabello era rizado. Era valiente y de brillante esplendor. No era en modo alguno inferior a Indra en la batalla. Era bien versado en las escrituras sagradas e igual a Brihaspati en sabiduría. Era experto en todas las ciencias. Era objeto de amor y reverencia para toda la gente. Tenía sus sentidos bajo perfecto control. Incluso sus enemigos se sentían complacidos al verlo. Era el terror de los malvados y el protector de los virtuosos. Estaba dotado con fina inteligencia. Nadie podía derrotarlo.
Él renunció al trono, a los placeres de los sentidos y al mundo para cumplir la palabra de su padre.
Si Rama hubiera anhelado el trono, habría sido muy fácil para él obtenerlo. Era muy popular. Era el más poderoso de los héroes. Él destruyó a los Rakshasas y dobló el tremendo arco del Señor Shiva. Pero no mostró la menor fuerza física. Aceptó contento la orden de la cruel y malvada Kaikeyi. El trono ejercía menos fascinación para él que la obediencia a la voluntad de su padre. Él renunció al reino y a las comodidades de un rey, y aceptó el exilio contento. Las loables virtudes de Sri Rama no pueden ser descriptas apropiadamente.
De los cuatro hermanos, Sri Rama fue el modelo de todas las virtudes. No sólo era amable y cariñoso sino generoso y considerado hacia todos a su alrededor. Tenía un cuerpo espléndido y modales encantadores. Tenía una personalidad magnánima. Era sumamente noble, generoso, caballeroso y valiente. Era muy simple y estaba absolutamente libre de toda ostentación.
La vida de Sri Rama fue una vida de santa obediencia, de pureza inmaculada, de simplicidad sin par, de encomiable satisfacción, de admirable sacrificio y notable renuncia. Él rendía igual respeto a su madre y a sus madrastras, y reverenciaba a su Guru.
Una vez, Sita le dijo a Rama que buscara refugio en un lugar seguro y dejara solos a los habitantes del bosque ya que había mucho peligro allí. La respuesta de Rama reveló su firme determinación a adherirse a la verdad y a su deber como rey de proteger a aquellos que buscaban refugio en él. Sri Rama dijo, “Oh Sita, puedo dejar la vida, puedo dejarte a ti o a Lakshmana pero nunca puedo dejar de cumplir con la palabra dada particularmente a los Brahmanas indefensos. Rama habla sólo una vez y nunca rompe su promesa”.
Sri Rama era feliz ante la adversidad, calmo ante el sufrimiento e intrépido ante el peligro.
Sri Rama fue un héroe poderoso. Fue el héroe de los héroes. Con una sola mano, mató a grandes y renombrados guerreros como Khara y Dushana, y doblegó al invencible Vali.
Fue un rey ideal. Gobernó su reino maravillosamente. Fue justo y recto. Era intrépido y bueno. Era gentil, generoso y cortés.
Sus súbditos lo amaban mucho. Ni un solo hombre fue infeliz durante su régimen. Él solía decir, “Haré todo lo que complazca a mis súbditos y, si fuera necesario, abandonaría incluso a mi querida esposa por el bien de ellos”. Esa es la razón por la cual su reino fue llamado “Ramarajya”. No hubo malhechores durante su reino. Todos llevaban una vida virtuosa. Nadie mentía. Cualquiera podía llevar una bolsa de oro o joyas en la vía pública. Nadie iba a tocarla.
Los sabios dicen que la morada de todo lo bueno, el destructor de todas las impurezas de la edad de Kali, más puro que la pureza misma, el alimento para el viaje de los Mumukshus (aspirantes espirituales) que han comenzado el peregrinaje a la morada suprema de beatitud, el único lugar de descanso y el mismo aliento de los hombres virtuosos es el Nombre de Sri Rama, la semilla del árbol Kalpaka (árbol que satisface todos los deseos).